lunes, 6 de julio de 2009

un rugir

Una noche mágica es la que denominaría para esa noche. Excusas serían que la costumbre era la falta de sueño que me embargaba estar al lado tuyo, pero si fuera así mis ojos estarían más cansados de lo que estuvieron, dormir cada cierto tiempo fue debido a que era casi imposible quitarte la vista de encima, tan sereno y tan pasivo. Un angelito dormía junto a mí, era algo que no podía dejar pasar, de alguna manera tenía que dejar registrado en mi memoria ese momento. Y así lo hice y así fue, cuando escurrí mi mano bajo las sábanas y tome esa patita tan minúscula, cerrando mis ojos deseando tener otra noche junto a ti.

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